Siempre he
sentido un gran respeto y admiración por mi padre, quien ya no está entre
nosotros, y siendo hoy yo un hombre grande, a diario se me dibuja una sonrisa
en el rostro cuando recuerdo con amor sus enseñanzas.
Viene
a mi memoria una historia ridícula de la cual, por distante y agradeciendo a
Dios que ello no sucediera en nuestra tierra, nos reíamos entre los años 71 al
79 de un simio con uniforme que ocupaba la primera magistratura de Uganda. Nos
referíamos al dictador Idi Amin, que se caracterizó por el abuso flagrante de
los derechos humanos, la represión política, la persecución étnica, los
asesinatos, el nepotismo y la corrupción.
El
análisis de su arribo y permanencia en el poder nos sorprendía sin
explicaciones razonables, y terminábamos suponiendo, para “justificarnos”, que
los gobernados serían inferiores en educación y valores morales a este
subhumano no digno de respeto.
Actualmente,
en nuestro país, siento con dolor que estoy teniendo alguna vivencia similar, dado que observo con asombro que un ciudadano
de nombre Luis D’ Elia hace acerca de
temas nacionales e internacionales, análisis carentes de toda lógica y razón, y
todo ello independientemente de su poca claridad cuando se trata de justificar
cómo y de qué viven él y su familia, aún desmintiendo cifras siderales cuando
se le muestran los recibos de haberes de sus hijos.
Este
simio nacional, que como tantos otros hoy día se autotitulan “dirigentes
sociales”, personaje sin formación alguna que se permite opinar de cualquier
tema (y que en lo personal ni siquiera puede controlar su propio peso), hace un
análisis del 8N tan alejado de algún punto de contacto con lo real, que pareciera
una construcción ideológica elaborada por Kafka, en uno de sus días más oscuros
y luego de haber fumado porquerías.
Pero
lo más curioso, o lo que a quien suscribe le cuesta más entender, es por qué
los medios de información pública le dan micrófono y cámara a estos ignorantes,
cuando en el país hay intelectuales interesantísimos para que nos aporten algo
positivo con sus ideas.
Ustedes
me van a querer explicar la Democracia, me van a acusar equivocadamente de
discriminar a los negros y a los gordos, pero como a esta altura “ya nos
conocemos todos”, propongo que comencemos a levantar el alicaído nivel de
nuestra sociedad, dándole micrófono a quienes tengan algo importante que decir.
Finalizo
volviendo al recuerdo de mi padre: viejo, disculpanos !!!!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario