martes, 9 de octubre de 2012

El Planeamiento Nacional y su Correlación con las Políticas.


En oportunidades, cuando la clase dirigente se refiere a que  “no existen políticas” en un área determinada, me pregunto si tendrán claro el concepto de que una “política” no constituye el punto de partida del Planeamiento Nacional.
Una “política”, es nada más y nada menos que el modo de acción seleccionado para la obtención de de los grandes fines nacionales, que así llamados, no son otra cosa que los objetivos a alcanzar por un país, es decir, a dónde “tiende” ese Estado.
Esos “fines u objetivos nacionales”, que forman parte del Planeamiento Nacional de Largo Plazo, necesariamente tienen que ser establecidos con anterioridad a las políticas definidas para alcanzarlos, concretarlos.
Los fines son permanentes, no se alcanzan, se perfeccionan, es por ello que antiguas terminologías los definían como objetivos, y las nuevas doctrinas reemplazan el vocablo “objetivos” por “fines”.
Los fines nacionales están relacionados con los grandes intereses nacionales. Estos intereses nacionales, constituyen las grandes aspiraciones de una Nación. Nacen de “un proyecto sustantivo de vida en común”, de valores compartidos, y por supuesto están enmarcados en la Constitución.
Pero sucede que usualmente se habla de políticas. ¿Se conocen clara y taxativamente los fines?; ¿Existe un Planeamiento Nacional que contenga esos fines, que deben estar perfectamente definidos?
Los fines deben reflejar las aspiraciones de la Nación en todos los ámbitos: comenzando por la identificación con los valores universales, y referidos al bienestar económico, a la calidad de vida, al desarrollo científico y tecnológico, a nuestra inserción e interrelación con el mundo, a la preservación del territorio, al desarrollo educativo y cultural.
Para ello, primero debemos conocer y mantener actualizados en forma permanente, respecto de todos los actores que pudieran tener ingerencia en nuestro desarrollo, cuáles son sus intereses, sus fines, sus políticas, sus estrategias. Las bases para ese conocimiento son proporcionadas por la Inteligencia Estratégica, pero no me he de referir a ella en este artículo, dado que será objeto de otro análisis.
Seguidamente debemos evaluar qué incidencia podrían tener sobre nuestra Nación, si existieran intereses contrapuestos, etc., y si estos amenazan nuestro desarrollo y en qué medida; para evaluar la forma de contrarrestarlos.
Existen distintas metodologías de utilidad para este tipo de análisis, tanto para la actualidad, así como técnicas de prognosis y prospectiva, para evaluar distintos escenarios probables a futuro.
Se requiere entonces que la clase dirigente política conozca detalladamente que esto surge de una permanente apreciación de situación estratégica a nivel mundial como marco, y luego en los ámbitos regionales y locales.
Confrontados estos aspectos, podremos establecer claramente los fines y su viabilidad, tendientes a preservar los intereses vitales de la Nación.
Es fundamental este proceso de Planeamiento Nacional, porque consustanciada la clase dirigente con él, recién ahí podremos hablar con idoneidad acerca de las políticas para concretar los fines.
Ahora bien, siendo el Planeamiento Nacional esencial para proporcionar las bases que permitan delinear el país que deseamos, los integrantes del Estado abocados a esta actividad, deben ser hombres y mujeres “casi ajenos” a la política, de probada trayectoria y sumamente idóneos en la materia. Es decir, lo ideal será que estos especialistas no vayan cambiando según cambian las autoridades constitucionales del país.
Deberíamos preguntarnos si existen ámbitos universitarios donde se capacite a jóvenes argentinos en este tipo de disciplinas, a la luz de la importancia de lo hasta aquí expuesto.
Cuando la Nación aprueba como válidos los “fines u objetivos” derivados del Planeamiento Estratégico Nacional, recién ahí los partidos políticos y sus representantes presentarán las diferentes políticas para alcanzarlos.
Como conclusión expreso que si lo anterior no existe o se desconoce, las políticas serán solo expresiones de deseo sin asidero.
Y, en consecuencia, propongo que, en lo general, el tema de los intereses nacionales y los “fines u objetivos” para alcanzarlos, sea un tema de conocimiento general de todos los ciudadanos argentinos, y comencemos a hablar de ellos, a analizarlos, a compartirlos, a sentirlos, a participar en cada ámbito en pos de ellos.
Y en lo particular, con absoluta especialización, pensar en la formación completa de los recursos humanos más idóneos para encarar la tarea del Planeamiento Estratégico desde el Estado, con una carrera de grado, considerando su importancia. Nuestro país lo merece.

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