En oportunidades,
cuando la clase dirigente se refiere a que
“no existen políticas” en un área determinada, me pregunto si tendrán
claro el concepto de que una “política” no constituye el punto de partida del
Planeamiento Nacional.
Una “política”, es
nada más y nada menos que el modo de acción seleccionado para la obtención de
de los grandes fines nacionales, que así llamados, no son otra cosa que los
objetivos a alcanzar por un país, es decir, a dónde “tiende” ese Estado.
Esos “fines u
objetivos nacionales”, que forman parte del Planeamiento Nacional de Largo
Plazo, necesariamente tienen que ser establecidos con anterioridad a las
políticas definidas para alcanzarlos, concretarlos.
Los fines son
permanentes, no se alcanzan, se perfeccionan, es por ello que antiguas
terminologías los definían como objetivos, y las nuevas doctrinas reemplazan el
vocablo “objetivos” por “fines”.
Los fines
nacionales están relacionados con los grandes intereses nacionales. Estos
intereses nacionales, constituyen las grandes aspiraciones de una Nación. Nacen
de “un proyecto sustantivo de vida en común”, de valores compartidos, y por
supuesto están enmarcados en la Constitución.
Pero sucede que usualmente
se habla de políticas. ¿Se conocen clara y taxativamente los fines?; ¿Existe un
Planeamiento Nacional que contenga esos fines, que deben estar perfectamente
definidos?
Los fines deben
reflejar las aspiraciones de la Nación en todos los ámbitos: comenzando por la
identificación con los valores universales, y referidos al bienestar económico,
a la calidad de vida, al desarrollo científico y tecnológico, a nuestra
inserción e interrelación con el mundo, a la preservación del territorio, al
desarrollo educativo y cultural.
Para ello, primero
debemos conocer y mantener actualizados en forma permanente, respecto de todos
los actores que pudieran tener ingerencia en nuestro desarrollo, cuáles son sus
intereses, sus fines, sus políticas, sus estrategias. Las bases para ese
conocimiento son proporcionadas por la Inteligencia Estratégica, pero no me he
de referir a ella en este artículo, dado que será objeto de otro análisis.
Seguidamente
debemos evaluar qué incidencia podrían tener sobre nuestra Nación, si
existieran intereses contrapuestos, etc., y si estos amenazan nuestro
desarrollo y en qué medida; para evaluar la forma de contrarrestarlos.
Existen distintas
metodologías de utilidad para este tipo de análisis, tanto para la actualidad,
así como técnicas de prognosis y prospectiva, para evaluar distintos escenarios
probables a futuro.
Se requiere
entonces que la clase dirigente política conozca detalladamente que esto surge
de una permanente apreciación de situación estratégica a nivel mundial como
marco, y luego en los ámbitos regionales y locales.
Confrontados estos
aspectos, podremos establecer claramente los fines y su viabilidad, tendientes
a preservar los intereses vitales de la Nación.
Es fundamental este
proceso de Planeamiento Nacional, porque consustanciada la clase dirigente con
él, recién ahí podremos hablar con idoneidad acerca de las políticas para
concretar los fines.
Ahora bien, siendo
el Planeamiento Nacional esencial para proporcionar las bases que permitan
delinear el país que deseamos, los integrantes del Estado abocados a esta
actividad, deben ser hombres y mujeres “casi ajenos” a la política, de probada
trayectoria y sumamente idóneos en la materia. Es decir, lo ideal será que
estos especialistas no vayan cambiando según cambian las autoridades
constitucionales del país.
Deberíamos
preguntarnos si existen ámbitos universitarios donde se capacite a jóvenes
argentinos en este tipo de disciplinas, a la luz de la importancia de lo hasta
aquí expuesto.
Cuando la Nación
aprueba como válidos los “fines u objetivos” derivados del Planeamiento
Estratégico Nacional, recién ahí los partidos políticos y sus representantes
presentarán las diferentes políticas para alcanzarlos.
Como conclusión
expreso que si lo anterior no existe o se desconoce, las políticas serán solo
expresiones de deseo sin asidero.
Y, en consecuencia,
propongo que, en lo general, el tema de los intereses nacionales y los “fines u
objetivos” para alcanzarlos, sea un tema de conocimiento general de todos los
ciudadanos argentinos, y comencemos a hablar de ellos, a analizarlos, a
compartirlos, a sentirlos, a participar en cada ámbito en pos de ellos.
Y en lo particular,
con absoluta especialización, pensar en la formación completa de los recursos
humanos más idóneos para encarar la tarea del Planeamiento Estratégico desde el
Estado, con una carrera de grado, considerando su importancia. Nuestro país lo
merece.
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