Como
resultado de la globalización de los mercados, cada vez más se habla hoy en
día, también en nuestro país, acerca de Calidad y otros conceptos con ella
relacionados, y con bastante frecuencia a poco de tocar el tema escuchamos la
referencia a las Normas ISO 9000.
En razón de
tener conocimiento fehaciente acerca del vertiginoso y positivo desarrollo que
los Sistemas de Gestión de Calidad tienen en el funcionamiento de las empresas sin importar la dimensión de las mismas, me he propuesto la
elaboración de algunos conceptos tendientes a que los lectores de mi blog obtengan una aproximación
referencial al tema.
A los
efectos de no abundar en datos históricos, podemos generalizar diciendo que fue
en la década del 80 (Comunidad Económica Europea) cuando el desarrollo
industrial y tecnológico y por ende el comercio entre los distintos países del
mundo incrementó significativamente la competitividad despertando de esta
manera un interés internacional que animó a la International Standars
Organization (ISO – Organización Internacional de Standarización) con sede en
Ginebra, a redactar normas
internacionales para Sistemas de Calidad.
Pero, ¿Qué entendemos por calidad? es un término de
origen latino cuya definición es “Propiedades o atributos que distinguen a las
personas, productos y servicios”.
Esta
distinción, si bien es cierto implica un nivel de excelencia, en modo alguno
requiere lujo o incremento de costo en un producto o servicio; solo requiere
que sea el más adecuado para su uso. Es por ello que la Norma de la serie ISO 9000
se refiere a Calidad como “La totalidad de las características de una entidad
que le confieren la aptitud para satisfacer las necesidades explícitas e
implícitas“. Calidad es entonces para nosotros el camino hacia la excelencia, conformidad
con los requerimientos del cliente, aptitud para el uso, ausencia de defectos o
contaminaciones según de qué producto estemos hablando.
Tengamos en
cuenta entonces que la Calidad ya no es
un medio, sino que es el fin, es el
resultado para permanecer en el mercado.
Poder
acceder a la Calidad significa también, como dos caras de una misma moneda, que
exista una Calidad accesible. Es bueno que sepamos entonces que progresar a
través de mejoras no implica necesariamente gastar más dinero. El hecho de
sistematizar nuestra actividad en el marco de un conjunto de normas
internacionales flexibles como las que hemos referido, debería significarnos la
posibilidad cierta de reducir costos al implementar un sistema sin fallas ni
gastos innecesarios.
El experto en
marketing Philip Kotler sostiene que el objetivo de una empresa no debe ser
satisfacer a sus clientes sino deleitarlos.
Actualmente los consumidores son cada vez más exigentes y para diferenciarse es
necesario encontrar ventajas competitivas.
Un Sistema de
Calidad debe permitir realizar los cambios bajo condiciones controladas.
Ello implica el control de todos los factores que afectan a los procesos,
incluyendo el equipo, el material, el personal y los entornos de procesamiento.
También debe permitir
ir mejorando paso a paso lo que ya se viene haciendo. La mejora gradual es
lenta, pero no por ello debe dejar de resultarnos atractiva.
Supongamos,
estimado lector, que su empresa es una bodega, un viñedo, una empresa de
logística que almacena y distribuye, un comercio de repuestos para automóviles,
o el tipo de negocio que usted imagine.
Usted es eficiente
en su actividad, y considera que su empresa se encuentra altamente optimizada
en el aprovechamiento de sus recursos y por ende en su rendimiento. Sus
clientes están satisfechos con el producto o servicio que usted les brinda. En
ese caso, usted ya ha incorporado a su actividad un sistema de calidad que
satisface los requerimientos del entorno donde se ha movido hasta el presente,
un sistema que no tiene un nombre determinado pero que le es de utilidad. ¿Para
qué debería obtener un certificado de Aseguramiento de la Calidad, y por qué
tendría que ser éste el otorgado por la ISO?
Bien, Ud. aspira no
solo a mantenerse en el mercado, sino a expandirse, sus clientes se han sumado
en masa al torrente de empresas europeas y americanas certificadas, y comienzan
a exigir que sus subcontratistas también estén certificados; exigencias de los
nuevos consumidores; necesidad de encontrar ventajas competitivas; mantenimiento
o impulso de una buena imagen empresaria, etc. Ya no es suficiente que Ud. haga
bien su trabajo; además debe demostrarlo.
En cuanto a la ISO,
sintetizamos diciendo que su gran valor está dado en que por su carácter de
internacional ha prescindido de una problemática técnica específica,
constituyéndose en un patrón apto para mensurar situaciones diferentes. Es por
ello que en la actualidad la organización cuenta en todo el orbe con más de 100
países miembros. Esta es la razón de la credibilidad
que otorga la certificación.
En el proceso que
someramente hemos descripto, debe intervenir necesariamente un Organismo de
Certificación. Estos son organizaciones independientes que evalúan el Sistema
de Aseguramiento de la Calidad de una compañía para verificar que los
requerimientos establecidos en la Norma ISO están implementados, han sido
documentados por escrito, y son cumplidos. El organismo representante de
Argentina ante la ISO se denomina Instituto Argentino de Normalización (IRAM).
Existen además otros organismos certificadores que operan a nivel multinacional
y que también certifican en nuestro país, como ser: Bureau Veritas Quality
International, Det Norske Veritas, Lloyd’s Register Quality Assurance, SGS
Argentina S.A., etc.
Sin embargo, Ud.
debe saber desde el principio que si bien es cierto que al adoptar un Sistema
de Calidad dispondrá de una poderosa herramienta
metodológica para conseguir la satisfacción de su cliente, y que a través
de ese grado de satisfacción podrá medir el éxito de su organización, nunca
deberá perder de vista su producto o
servicio, ya que son ellos los que le proporcionan su cliente y no su sistema
de calidad. Esto quiere decir a las claras que si Ud. planifica fabricar un
producto de calidad media dentro de un sistema que cumpla los requisitos de la norma,
su producto final será “medio”.
Es momento entonces
de decirle que el mercado tiende a la excelencia, ya no se conforma con
productos medios, recuerde que Japón le demostró a Occidente que la “sociedad
de consumo“ prefería la calidad cuando ésta era accesible.
Nos acercamos así
al final del desarrollo. Pero quisiera redondear el artículo con algunos
conceptos: en el mundo de la excelencia,
no tiene cabida la mediocridad. Nadie puede dar lo que no tiene, pero existe
una nueva arma y es la calidad.
Debemos aprender a generar riqueza.
No temamos a la competencia sino a la propia incompetencia. La calidad no se espera, se busca. Vayámoslo pensando. Hasta la próxima.
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